Somos personas

No estoy informada acerca de los pormenores de los crímenes sionistas en Palestina y en el mundo entero. Sin embargo sé que son crueles, cotidianos y propios de un sistema estratégico, xenófobo y extractivista liderado por gente sin escrúpulos. Lo que está ocurriendo es un genocidio en toda regla e intento oponerme al horror boicoteando productos, participando/ generando espacios de resistencia. 

Mi red me traduce la realidad horripilante que acontece a través de conversaciones. Es algo cómodo para mí, no lo niego, pero no quiero ni puedo sucumbir a la depresión. Pienso que es ahí donde nos quieren. La tristeza es una nube de impotencia que desactiva el poder transformador de la rabia, de la alegría, de los sentimientos ligados al amor.

Hubo momentos en mi vida en los que sufrí tanto por problemas concretos de las injusticias en el mundo que chiflé, casi no lo supero, casi me muero, en una ocasión llegué a sentir tantas ganas de morirme que pasé a la acción y me intenté matar. Hoy elijo no estar informada por instinto de supervivencia. También porque me declaro incompetente en la materia. Ante la complejidad apabullante de los medios no sé hacerlo, me siento mayor para aprender y no siento que sirva para mucho

Tampoco uso redes sociales ya que no quiero compartir mis razonamientos, ni mi humilde savoir faire a medios como facebook, x o instagram. Desconfío de quienes manejan esos hilos complejos y me da miedo que puedan utilizar en mi contra vete tú a saber qué. 

No soporto la crispación. Me gustan las críticas "a la cara". Somos personas. Merecemos informarnos de forma más comunitaria, colaborativa y apoyarnos entre nosotras para no sentir esa pesada carga, culpa, tristeza y soledad.